Peru
A pesar de los muchos siglos de imposición cultural occidental, los campesinos, pastores, hombres y mujeres sencillos de las áreas rurales del Perú han mantenido varios elementos incas y preíncas en sus trajes de uso habitual, trazando una continuidad, pero incorporando una serie de detalles, que del tiempo han devenido un sincretismo especial y diferente según cada localidad.
A lo largo y ancho del Perú los trajes y adornos de uso habitual muestran grandes variaciones regionales. La historia, cultura, creencias y costumbres de los pueblos del Perú se pueden leer en ellos. Trajes que distinguen, por sus señas, a las casadas de las solteras, al campesino común del mayoral, al alcalde varayoc de las demás autoridades, y por supuesto, al hombre sencillo del que adereza sus atavíos con joyas y adornos de oro y plata para dejar sentada la autoridad, prestigio o poder.
LAS TRETAS DEL DÉBIL
Con la conquista española se alteraron todas las costumbres de los Andes, especialmente sus elementos visibles. Las nuevas autoridades impusieron sus normas y desterraron de las vestimentas los símbolos que recordaran la autoridad del pueblos vencido. Es así que desaparece el tradicional unku, una de las piezas fundamentales de la indumentaria masculina de la aristocracia inca, que consistía en una camisa sin cuello muy amplia y que llegaba hasta la rodilla, adornada de figuras solares y elementos geométricos y simbólico, tejido por diestras manos de las mamaconas o de los cumbicamayoc.
Después de la ejecución de Túpac Amaru I, el último Inca de Vilcabamba, en 1572, el virrey Francisco de Toledo obligó a los hombres a usar trajes españoles y las mujeres a variar el tradicional anacu. Es por este motivo que, paradójicamente, Túpac Amaru II, el líder de la rebelión indígena más importante de la historia del Perú, vestía en 1780 pantalones y sombrero negro a la usanza ibérica.
De un Túpac Amaru a otro, el hombre sencillo no dejo de usar el unku popular, es decir, la misma camisa pero en tejido más burdo y la mujer, el sencillo y negro anacu.Es sólo después de la rebelión de Túpac Amaru II que las autoridades españolas prohibieron estos trajes en todo el territorio de virreinato y entre todas las clases sociales. Sin embargo, los indios siguieron usando sus antiguos trajes como una forma de resistencia denominada por algunos como "las tretas del débil": debajo de las usuales prendas españolas las mujeres siguieron llevando el anacu o lo fueron transformando, sabia y dulcemente, en distinto trajes que aún se lleva hasta hoy.
¿POR QUÉ USAN FALDAS NEGRAS LAS MUJERES?
Es así que el anacu o como lo llamaban los españoles, el capuz, una amplia y larga túnica de color negro, hecha de algodón o lana, según se lleve en la costa o en la sierra, se va trasformando poco a poco en las diversas polleras de las distintas localidades. Primero se le agregó una foja de colores diversos que apretaba vistosamente la cintura. Luego se empezó a llevar debajo blusas blancas o de colores, bordadas en mangas y cuellos, que sobresalían del traje. Mas tarde se retiro la parte del anacu y se mantuvo simplemente la falda negra.
La investigadora Luisa Castañeda, quien ha dedicado parte de su vida a viajar por el Perú y recoger la distintas variantes de los trajes regionales, sostiene que el anacu está a punto de desaparecer, aunque algunos mujeres todavía lo llevan. Es el caso de las chinas de Huancabamba, en la sierra de Piura, que visten este traje ceñido a la cintura por una faja o cushmas, de color blanco y adornado con flores, y a la espalda llevan un paño o chal de lana llamado rebozo, que sirve para formar el quipe donde llevan usualmente a sus hijos pequeños.
Las mujeres de Cañaris, en la provincia de Ferreñafe, también usan faldón negro, aunque acompañado de la tradicional lliclla de lana de colores. También lo hacen las chinas mochanas o las del valle de Virú, quienes generalmente sólo lo acompañan de blusas blancas bordadas también en blanco. Estos trajes, pero estilizados y hechos de seda pesada, son usados por los concursantes de los festivales del baile de marinera.
Dicen que el color negro del anacu se debe "al luto que guardan las mujeres por sus antepasados incas", aunque algunos cronistas sostienen que este color era usado comúnmente antes de la conquista. Este todo caso, por más que intentaron desterrar estas costumbres, españoles primero y los propios criollos después, las mujeres permanecieron tercamente aferradas en su tradición.
En la provincia de Yauyos, en la sierra de Lima, el anacu lleva una cenefa tramada en rojo y negro por todo el vuelo, a la cintura va ajustada por una faja ancha llamada marate. Sobre los hombros llevan una manta de lana tejida también en rojo y negro, la wak´a, que sostienen con grandes alfileres de plata (tupus).
En Junín, en el Valle del Mantaro, lleva otro muy similar con la diferencia que las campesinas levantan el vuelo de la falda anudándolo en la cintura. Por debajo asoma un fustán de algodón al que llaman cotón y que se usa sólo desde la conquista (los curas obligaban a las mujeres a llevarlo para no mostrar sus pecaminosas piernas).
Informacion tomada de Comunidad peruana
En la sierra de Lima, la falda lleva una cenefa en rojo y negro y, en Junín, al igual que en Cajamarca y en el Cusco, las faldas ya no son negras. Las mujeres dejan asomar bajo su falda varias polleras de algodón bordadas, hasta con hilos de oro y plata, con hermosos dibujos en el borde. El poncho data del siglo XVII y, al parecer, es una variante del traje masculino, el unku. Los tupidos ponchos cajamarquinos no dejan filtrar el agua; son tan largos como en Puno, en donde se trocan por rojo durante los días de fiesta. En el Cusco, los ponchos son cortos y con figuras geométricas muy elaboradas sobre fondo rojo.
En la costa, los ponchos fueron utilizados por los latifundistas y están hechos de algodón o de lana de vicuña. En la selva, tanto hombres como mujeres de ciertos grupos étnicos, visten una cushma, una túnica amplia cosida a los costados, adornada con tintes y figuras geométricas de la región. Los trajes suelen ir acompañados por sombreros de lana o paja, algunos de colores. Pero en las zonas de mayor frío en el ande, se suele utilizar el chullo, un gorro tejido de lana que cubre las orejas y que está decorado con motivos geométricos.
Los bailes regionales requieren de trajes distintivos. En la costa, para bailar marinera el algodón de la falda fue reemplazado por la seda. En el ande, los danzantes de tijeras adornan su hermoso traje con espejos y bordan a su dios protector en la espalda.
Informacion tomada de Turismo INKAIKO
A lo largo y ancho del Perú los trajes y adornos de uso habitual muestran grandes variaciones regionales. La historia, cultura, creencias y costumbres de los pueblos del Perú se pueden leer en ellos. Trajes que distinguen, por sus señas, a las casadas de las solteras, al campesino común del mayoral, al alcalde varayoc de las demás autoridades, y por supuesto, al hombre sencillo del que adereza sus atavíos con joyas y adornos de oro y plata para dejar sentada la autoridad, prestigio o poder.
LAS TRETAS DEL DÉBIL
Con la conquista española se alteraron todas las costumbres de los Andes, especialmente sus elementos visibles. Las nuevas autoridades impusieron sus normas y desterraron de las vestimentas los símbolos que recordaran la autoridad del pueblos vencido. Es así que desaparece el tradicional unku, una de las piezas fundamentales de la indumentaria masculina de la aristocracia inca, que consistía en una camisa sin cuello muy amplia y que llegaba hasta la rodilla, adornada de figuras solares y elementos geométricos y simbólico, tejido por diestras manos de las mamaconas o de los cumbicamayoc.
Después de la ejecución de Túpac Amaru I, el último Inca de Vilcabamba, en 1572, el virrey Francisco de Toledo obligó a los hombres a usar trajes españoles y las mujeres a variar el tradicional anacu. Es por este motivo que, paradójicamente, Túpac Amaru II, el líder de la rebelión indígena más importante de la historia del Perú, vestía en 1780 pantalones y sombrero negro a la usanza ibérica.
De un Túpac Amaru a otro, el hombre sencillo no dejo de usar el unku popular, es decir, la misma camisa pero en tejido más burdo y la mujer, el sencillo y negro anacu.Es sólo después de la rebelión de Túpac Amaru II que las autoridades españolas prohibieron estos trajes en todo el territorio de virreinato y entre todas las clases sociales. Sin embargo, los indios siguieron usando sus antiguos trajes como una forma de resistencia denominada por algunos como "las tretas del débil": debajo de las usuales prendas españolas las mujeres siguieron llevando el anacu o lo fueron transformando, sabia y dulcemente, en distinto trajes que aún se lleva hasta hoy.
¿POR QUÉ USAN FALDAS NEGRAS LAS MUJERES?
Es así que el anacu o como lo llamaban los españoles, el capuz, una amplia y larga túnica de color negro, hecha de algodón o lana, según se lleve en la costa o en la sierra, se va trasformando poco a poco en las diversas polleras de las distintas localidades. Primero se le agregó una foja de colores diversos que apretaba vistosamente la cintura. Luego se empezó a llevar debajo blusas blancas o de colores, bordadas en mangas y cuellos, que sobresalían del traje. Mas tarde se retiro la parte del anacu y se mantuvo simplemente la falda negra.
La investigadora Luisa Castañeda, quien ha dedicado parte de su vida a viajar por el Perú y recoger la distintas variantes de los trajes regionales, sostiene que el anacu está a punto de desaparecer, aunque algunos mujeres todavía lo llevan. Es el caso de las chinas de Huancabamba, en la sierra de Piura, que visten este traje ceñido a la cintura por una faja o cushmas, de color blanco y adornado con flores, y a la espalda llevan un paño o chal de lana llamado rebozo, que sirve para formar el quipe donde llevan usualmente a sus hijos pequeños.
Las mujeres de Cañaris, en la provincia de Ferreñafe, también usan faldón negro, aunque acompañado de la tradicional lliclla de lana de colores. También lo hacen las chinas mochanas o las del valle de Virú, quienes generalmente sólo lo acompañan de blusas blancas bordadas también en blanco. Estos trajes, pero estilizados y hechos de seda pesada, son usados por los concursantes de los festivales del baile de marinera.
Dicen que el color negro del anacu se debe "al luto que guardan las mujeres por sus antepasados incas", aunque algunos cronistas sostienen que este color era usado comúnmente antes de la conquista. Este todo caso, por más que intentaron desterrar estas costumbres, españoles primero y los propios criollos después, las mujeres permanecieron tercamente aferradas en su tradición.
En la provincia de Yauyos, en la sierra de Lima, el anacu lleva una cenefa tramada en rojo y negro por todo el vuelo, a la cintura va ajustada por una faja ancha llamada marate. Sobre los hombros llevan una manta de lana tejida también en rojo y negro, la wak´a, que sostienen con grandes alfileres de plata (tupus).
En Junín, en el Valle del Mantaro, lleva otro muy similar con la diferencia que las campesinas levantan el vuelo de la falda anudándolo en la cintura. Por debajo asoma un fustán de algodón al que llaman cotón y que se usa sólo desde la conquista (los curas obligaban a las mujeres a llevarlo para no mostrar sus pecaminosas piernas).
Informacion tomada de Comunidad peruana
En la sierra de Lima, la falda lleva una cenefa en rojo y negro y, en Junín, al igual que en Cajamarca y en el Cusco, las faldas ya no son negras. Las mujeres dejan asomar bajo su falda varias polleras de algodón bordadas, hasta con hilos de oro y plata, con hermosos dibujos en el borde. El poncho data del siglo XVII y, al parecer, es una variante del traje masculino, el unku. Los tupidos ponchos cajamarquinos no dejan filtrar el agua; son tan largos como en Puno, en donde se trocan por rojo durante los días de fiesta. En el Cusco, los ponchos son cortos y con figuras geométricas muy elaboradas sobre fondo rojo.
En la costa, los ponchos fueron utilizados por los latifundistas y están hechos de algodón o de lana de vicuña. En la selva, tanto hombres como mujeres de ciertos grupos étnicos, visten una cushma, una túnica amplia cosida a los costados, adornada con tintes y figuras geométricas de la región. Los trajes suelen ir acompañados por sombreros de lana o paja, algunos de colores. Pero en las zonas de mayor frío en el ande, se suele utilizar el chullo, un gorro tejido de lana que cubre las orejas y que está decorado con motivos geométricos.
Los bailes regionales requieren de trajes distintivos. En la costa, para bailar marinera el algodón de la falda fue reemplazado por la seda. En el ande, los danzantes de tijeras adornan su hermoso traje con espejos y bordan a su dios protector en la espalda.
Informacion tomada de Turismo INKAIKO
1 comentarios:
oye pero eres un bobo total te prgunte sobre el kolombiano y pones otras kosas k gurre
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